
La encefalopatía traumática crónica (ETC) es una enfermedad cerebral progresiva y degenerativa. Se asocia principalmente a traumatismos craneales repetidos. Antiguamente un término oscuro, la ETC ha entrado ahora en el léxico de atletas, entusiastas del deporte y profesionales médicos por igual. Con la creciente conciencia sobre sus efectos debilitantes y su prevalencia, comprender la ETC es crucial para quienes practican deportes de contacto.
La conexión entre la ETC y los traumatismos cerebrales repetitivos
Las lesiones cerebrales repetitivas pueden causar ETC. Esto incluye tanto las conmociones cerebrales como los golpes subconcusivos. Esta enfermedad fue identificada por primera vez en boxeadores en la década de 1920 por el patólogo Dr. Harrison Martland. Propuso que los traumatismos craneoencefálicos podían causar cambios permanentes en el cerebro y efectos neurológicos. Se denominó popularmente “síndrome del borracho por puñetazo”.
Durante casi un siglo, solo hubo casos aislados confirmados de ETC, hasta 2005. La enfermedad cerebral se diagnosticó en un jugador retirado de la NFL. Poco después, se crearon el Fondo del Legado de las Conmociones Cerebrales y el Banco de Cerebros UNITE. El Banco de Cerebros es el primer depósito del mundo para la investigación de la ETC. Ha permitido conocer mucho mejor la prevalencia de la ETC y los factores de riesgo.
Hoy en día, se sabe que la ETC puede afectar a atletas de diversos deportes, en particular del fútbol americano. También corren riesgo los atletas que practican hockey, fútbol y otros deportes de contacto. Sin embargo, incluso los no atletas pueden desarrollar ETC tras múltiples traumatismos craneoencefálicos. Esto incluye a víctimas de violencia doméstica, militares y víctimas de accidentes de coche y caídas.
¿Es frecuente la encefalopatía traumática crónica?
La creciente investigación ha permitido conocer la prevalencia de esta temible enfermedad cerebral.
Un estudio de 2017 examinó 202 cerebros de jugadores de fútbol americano fallecidos. 111 de los deportistas jugaban en la NFL, y 110 de ellos tenían ETC. Otro estudio del mismo año descubrió que 90 de los 94 cerebros de ex jugadores de la NFL tenían ETC.
En un estudio para examinar la tasa de ETC, los investigadores analizaron muestras y registros de 450 no atletas y 300 atletas de deportes de contacto. Alrededor del 6% de los cerebros presentaban algunos o todos los signos de la ETC.
En un estudio reciente de los cerebros de 152 atletas de deportes de contacto que murieron antes de los 30 años, el 40% tenía ETC. De los atletas con ETC, el 80% eran deportistas aficionados, y el 7% jugaba al fútbol.
Síntomas y signos comunes de la ETC
La ETC se manifiesta de diversas formas, afectando a las funciones cognitivas, del estado de ánimo y del comportamiento. Pueden pasar años o incluso décadas antes de que los efectos de la ETC se hagan evidentes.
Las tres grandes categorías de síntomas son
- Cambios cognitivos: pérdida de memoria, problemas de concentración y deficiencia en la función ejecutiva, como la organización y la planificación.
- Cambios de humor: apatía, depresión, pensamientos suicidas y cambios de humor frecuentes.
- Cambios de comportamiento: comportamiento inusual y cada vez más impulsivo y agresivo, arrebatos violentos y abuso de sustancias.
Aunque se sabe poco sobre la ETC, los investigadores creen que existen dos formas de la enfermedad. La ETC de aparición temprana suele presentarse entre los 20 y los 30 años, con síntomas más conductuales y emocionales. La otra forma se presenta más tarde en la vida con deterioro cognitivo y escaso control motor que progresa hacia una forma de demencia.
El impacto de la ETC en los deportistas y en la comunidad deportiva
La ETC afecta a los atletas, a sus familias, a los equipos y a la comunidad deportiva en general. Los atletas que desarrollan ETC se enfrentan a un deterioro de su calidad de vida con problemas físicos y mentales. Sus familias pueden tener que lidiar con responsabilidades de cuidado y angustia emocional. Las ligas y las organizaciones deportivas están sometidas a un mayor escrutinio para proteger mejor a los jugadores.
Muchos casos destacados de violencia han involucrado a atletas a los que posteriormente se les ha diagnosticado ETC. Aaron Hernández es un ejemplo bien conocido. Fue declarado culpable y luego absuelto de dos asesinatos antes de suicidarse. Una autopsia reveló que padecía la ETC más grave jamás vista en alguien de su edad.
Uno de los retos más importantes de la ETC es que solo puede diagnosticarse post mortem. No existe cura para la enfermedad ni tratamiento que pueda ralentizar su progresión. Cuando se sospecha la presencia de ETC, el tratamiento se concentra en controlar los síntomas.
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Comprender la ETC es esencial para los atletas y la comunidad deportiva en general. Ahora comprendemos que los traumatismos craneoencefálicos en el deporte pueden tener efectos graves y duraderos, incluso sin síntomas. Es solo una de las muchas consecuencias posibles de una lesión cerebral, incluso de una conmoción cerebral leve.
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